Así son las estrictas medidas que impuso China para el regreso a clases
Fecha: Ago 21, 20
Aulas desinfectadas, mascarillas y códigos sanitarios para entrar en los campus y pruebas de ácido nucleico: las autoridades chinas han dejado claro que el país no va a bajar la guardia en materia de prevención contra la COVID-19, y el comienzo del curso escolar no será una excepción.
La Comisión Nacional de Salud del gigante asiático decretó recientemente una serie de protocolos que guarderías, colegios y centros de educación superior deben cumplir a rajatabla con vistas al inicio del curso escolar, que comenzará en la primera semana de septiembre, aunque la fecha puede variar en función de la provincia.
Así, estudiantes, profesores y empleados tendrán que pasar controles de temperatura antes de ingresar en los centros educativos, que prevén clases mayoritariamente presenciales para los más de 200 millones de alumnos que componen el sistema educativo.
Además, se deberán desinfectar clases, comedores, dormitorios y laboratorios, y las escuelas de primaria y secundaria tendrán que poner en marcha una administración “parcialmente cerrada” cuando reabran: salvo excepciones, no permitirán la entrada de visitantes.
De esta manera, los padres que recojan a los niños no podrán entrar en las guarderías, y se recomienda a colegios y universidades que “fortalezcan el control y los registros de entrada” y no acepten personas de fuera salvo repartidores a domicilio, que deberán dejar sus paquetes en áreas asignadas a tal efecto.
PRUEBAS DE CORONAVIRUS Y MASCARILLAS
La guía también alienta a las escuelas a que realicen pruebas de ácido nucleico a profesores y empleados, mientras que los estudiantes deberán llevar siempre consigo desinfectantes y mascarillas. En principio, sólo la deberán usar de forma obligatoria quienes residan en áreas calificadas como de “riesgo medio o alto”.
En este momento, sólo hay cuatro zonas de riesgo medio en las provincias de Cantón (sur, 1) y Xinjiang (noreste, 3), y dos de riesgo alto, todas ellas en Xinjiang, donde estudiantes, profesores y personal también deberán hacerse el test dentro de siete días antes de regresar a la escuela.
En cualquier caso, será necesario acreditar un buen estado de salud mediante códigos QR generados a través de aplicaciones móviles. Los sistemas desarrollados por las autoridades establecen tres categorías -verde, amarilla y roja- para ellos; uno verde supuestamente garantiza que la persona no está infectada y que no ha estado en contacto con positivos o sospechosos de estar contagiados.
PEKÍN NO QUIERE CORRER RIESGOS
En la capital, Pekín, los estudiantes de escuela primaria y secundaria retornarán a los campus a partir del 29 de agosto y las guarderías lo harán desde el 8 de septiembre, mientras que algunas universidades han comenzado ya el registro de estudiantes.
“Estamos adoptando un método de gestión cerrado. Los centros se dividirán en diferentes áreas. Lo importante es que, en caso de incidente, podamos delimitar a los afectados y minimizar el impacto”, según el portavoz municipal de Educación Li Yi.
Estudiantes y profesores no deberán usar tapabocas en los campus, pero empleados y guardias de seguridad sí deberán llevarla en todo momento, agregó el vocero.
Mientras, los residentes de la ciudad ya no están obligados a llevarla en los espacios al aire libre tras acumular la capital 13 días consecutivos sin registrar nuevos casos de COVID-19.
REGISTRO ESPECIAL EN LA UNIVERSIDAD
Un gerente de la Universidad de Tsinghua confirmó a Efe que, debido a la COVID-19, los requisitos de admisión para este semestre han cambiado respecto a años anteriores.
Los estudiantes irán llegando al campus para registrarse en función de su procedencia, mientras que los estudiantes extranjeros que no se encuentren en China recibirán clases por Internet.
Algunos alumnos chinos que se encuentran en el extranjero están afrontando problemas para volver, y también son muchos los extranjeros que, aun estando ahora en China, todavía no saben si podrán comenzar el curso académico: algunos centros han cancelado cursos que se impartían principalmente para ellos.
Es el caso de Zuhui Ghang, una estudiante coreana que pensaba matricularse en un curso de posgrado en la Academia Central de Bellas Artes de China (CAFAA): “Todavía no he recibido una respuesta de que si se va a impartir este curso y estoy pendiente de otros programas, en éste o en otro centro”, relata a Efe.
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL
Según el Ministerio de Educación, los estudiantes serán responsables en “el cumplimiento de sus obligaciones” en materia de prevención, y deberán “cooperar con los departamentos” en caso de que sea necesario hacerse test, someterse a inspecciones de salud, a investigaciones epidemiológicas o incluso a confinamientos.
“Deben colaborar con las autoridades. Los estudiantes tendrán que firmar una carta de compromiso cuando se registren”, según Tsinghua.
Por otra parte, el Ministerio de Educación ha aprobado en los últimos meses medidas para mitigar la ansiedad causada por la pandemia, que afecta a estudiantes pero también a padres y profesores.
El docente Yang Jing del Departamento de Matemáticas asegura en la web de la Universidad que fue complicado “adaptarse” en el curso anterior, y que será también difícil afrontar el nuevo.
“Lo importante es estimular a los estudiantes y mantener las interacciones tanto como sea posible. Muchas de nuestras clases ‘online’ no duraban más de 20 minutos. Se trata de empoderarlos”, señala.
Desde el pasado marzo, China ha asistido a una considerable caída de la transmisión de nuevos casos del virus a nivel local, después de que drásticas medidas de prevención y limitación de movimientos ayudasen a controlar la pandemia en muchas partes del país.
Aun así, preocupan todavía los casos “importados” del exterior o rebrotes como los vividos en Pekín, en urbes costeras como Dalian (noreste) o en la región noroccidental de Xinjiang, aparentemente ya bajo control.
Según el último recuento de la comisión sanitaria, desde que comenzó la pandemia se han diagnosticado oficialmente 84.917 positivos por la COVID-19, de los que han fallecido 4.634 personas.
Fuente: Forbes México